L@s repartidor@s de Correos trabajamos diariamente en condiciones precarias y lamentables debido a la sobrecarga de trabajo gestionada de forma consciente y bajo una clara estrategia abusiva por la Dirección de Zona IV y jefaturas directas de cada centro. Un ejemplo de esta política empresarial la encontramos en las múltiples reestructuraciones en las unidades de reparto de los últimos años que han significado eliminar alrededor de 400 secciones de reparto en la Comunidad de Madrid. Una estrategia de recorte de personal, avalada por el acuerdo de coberturas firmado por la dirección de Correos y los sindicatos UGT, CCOO, CSIF y SL. Acuerdo que naturaliza la “contingencia” y las reestructuraciones, lo que supone profundizar en unas condiciones laborales precarias, en las que los carteros se enfrentan a repartir a contrarreloj cada vez mas envíos, con ordenes cada vez más exigentes en cuanto al reparto de envíos prioritarios. Esta organización del trabajo basada en la presión constante y en las exigencias de realizar tareas inasumibles en el tiempo que contiene nuestra jornada laboral, provoca tensión, estrés, ansiedad, angustia, etc.
Al trabajar con esta sobrecarga, sufrimos la presión que ejercen las jefaturas para que las necesidades del servicio se asuman por una plantilla escasa y sobrecargada de trabajo, por lo tanto nos resulta imposible asumir lo que se nos ordena repartir y por ello nos pretenden sancionar y castigar. Por el contrario, para la dirección, si dejamos algo falta de tiempo, hay una gran carga de sospecha y de culpabilidad contra el cartero, a quien acusan de desobediencia caprichosa. Pero la sentencia firme desmonta estas acusaciones, y constituye un ejemplo claro de que la lucha y la disconformidad con el poderoso es posible y por ello desde CGT seguiremos trabajando en esta línea, apoyando a los y las compañeras que sean sancionados injustamente y demostrando que se puede hacer frente al abuso de poder de las jefaturas de esta empresa.
Animamos a TODOS y TODAS a recurrir estas faltas abusivas, a demostrar que son las personas en posición de poder las que fallan en la cadena de trabajo, en el buen hacer y en la correcta prestación del Servicio Postal Universal público y de calidad, para ello trabajemos correctamente, no falseemos la situación de un envío, los y las trabajadoras NO SOMOS RESPONSABLES DE SU NEGLIGENCIA.